miércoles, 19 de mayo de 2010

LAS VERDADERAS HISTORIAS DE MR. BIRD Y MR. BEE


1.MR. BIRD Y MR. BEE SE HACEN AMIGOS

En una tierra muy lejana de aquí, vivían dos destacados personajes de excéntricos caracteres, llamados Mr. Bird y Mr. Bee.
Ahora eran vecinos, pero desafortunadamente, no se llevaban muy bien el uno con el otro. Todo esto surgía de la simple realidad, que cada uno tenía algo que el otro quería. Pero ambos eran demasiado orgullosos para preguntarse uno a otro, lo que les molestaba.
Entiende, en su jardín mr. Bird tenía una larga y bellísima flor amarilla, a la cual mr. Bee a menudo solía mirar y pensar:

-¡Oh, si solo pudiera tener esa maravillosa flor,que feliz sería! Pasando todo el día zumbando alrededor y jugando con esos bellos pétalos amarillos.

Pero tan pronto como mr. Bee recordaba que la flor no era suya, el pensamiento le entristecía y le hacía sentir mucha envidia de mr. Bird.
Mr. Bird estaba también celoso de mr. Bee, porque en su jardín estaba el más alto, fuerte, magnífico árbol que jamás había visto, (y él había recorrido bastante mundo en su juventud, así que sabía reconocer un buen árbol cuando lo veía). Pasaba grandes ratos, simplemente mirando al árbol desde su casa y pensando:

-¡Que bueno sería si solo pudiera volar hasta su copa y ver toda la inmensidad a su alrededor!
(Ahora el buen lector podría pensar ¿qué le prohibía volar hacia el árbol? Pero querido lector recuerde que la historia transcurre en Inglaterra, donde la propiedad privada es sagrada y además resultaría de muy malos modales).

Así que ambos tenían algo que él otro tenía, pero ninguno decía palabra al respecto. En cambio, se pasaban todo el día discutiendo sobre las cosas más tontas; porque en su interior eran infelices.
Un día tuvieron un argumento particularmente largo y tonto, que comenzó cuando mr. Bird se quejaba que sus bocadillos de atún (los cuales a mr. Bee le encantaban), producían un olor tan fuerte, que estaban arruinando sus intentos de tomar el té de la tarde; este olor cruzaba el camino que dividía sus respectivos hogares.
Mr. Bee le había contestado que no era posible que desease perder su té de la tarde, porque estaría perdiendo un valioso tiempo de cotilleo. Estos insultos infantiles, solo habían empeorado la situación. La discusión había procedido de una manera caliente hasta la noche y bien pasada la hora de dormir para ambos.
Los dos personajes estaban bastante cansados cuando se dieron cuenta, que habían discutido durante la mayor parte de la noche. También estaban un poco hartos de sus continuas tontas discusiones.
Te darás cuenta que en secreto, a mr. Bird le caía bien mr. Bee y al mismo tiempo, mr. Bee pensaba que mr. Bird también era agradable. Entonces mr. Bird de pronto tuvo una idea (suelen venir así).

-Mire, las discusiones de todos los días, me producen dolor de cabeza- le dijo a mr. Bee, mientras este asentía y se echaba las manos a la cabeza, para demostrar aun más, sus sentimientos de solidaridad con lo que había dicho mr. Bird.
-Bueno- continuó diciendo mr. Bird- ¿Porqué no vamos juntos a ver a mr. Owl? Es el búho más sabio de por aquí y él será capaz de decirnos, como podemos ser capaces de acabar con tantas discusiones tontas.

Mr. Bee estaba muy excitado y pensó que era una sugerencia maravillosa, tanto que le tuvo que hacer un comentario al respecto:

-¡Una sugerencia magnífica mr. Bird!- dijo y mr. Bird enrojeció consecuentemente.

Ir a ver a mr. Owl era una buena idea de todas formas. Mr. Owl era considerado el animal más sabio y listo de toda la tierra; frecuentemente era visitado para pedir consejo. Pero existía un problema que ahora los confrontaba a los dos, mr Owl vivía muy lejos, en la cima de la colina.
Para mr. Bird el viaje podía resultar bastante fácil, pero para mr. Bee era otra cuestión completamente diferente. Ambos se sentaron para pensar sobre el problema.
-¡He tenido otra idea!- dijo mr. Bird de pronto despertando a mr. Bee, que estaba tan seguro que no existía posibilidad de ir a ver a mr. Owl, que se había quedado profundamente dormido. De esta manera, había pensado, por lo menos descansaría antes de la siguiente discusión con mr. Bird, de la cual estaba seguro, ahora seguiría.

-Todo lo que tienes que hacer- explicó mr. Bird orgullosamente- es subirte a mi espalda y volaremos a ver a mr. Owl.
De nuevo se sintió sobrepasado de admiración hacia mr. Bird y rápidamente asintió ante tal aventura.
Lo más pronto que pudieron se pusieron en marcha. Mr. Bee agarrose a la espalda de mr. Bird, a la vez que volaban alto hacia el cielo azul. Mr Bee estaba disfrutando de lo lindo, cabalgando sobre la ancha espalda de mr. Bird, viendo cosas que nunca había visto antes y mr. Bird a su vez también disfrutaba, porque nunca había llevado un pasajero a su espalda.
Mr. Bird estaba tan contento que ni se dio cuenta que Jimmy la avispa, se le aproximaba por un lado.

-Este pájaro está demasiado contento- pensó Jimmy- Creo que tendré que picarlo un poquito para que se espabile.
Bueno, Jimmy no era una mala avispa, solo un poquito travieso, pero si le gustaba picar a otros. Justamente cuando estaba preparándose y dirigiéndose a su blanco, mr. Bee le vio.

-Excuse moi- exclamó- ¡hombre Jimmy! ¡mira que encontrarte aquí!
Jimmy y mr. Bee eran primos.
-¿Qué haces tú aquí?- preguntó mr. Bee
-¡¡¡Bueno!!!- dijo Jimmy azoradamente.
-Bien Jimmy, ¿no estarás a punto de picar a mr. Bird?¿no?
Mr. Bird que había estado escuchando, en ese momento dio un salto que casi tira por la borda a mr. Bee.
-Bueno...,quizás se me había pasado por la mente; pero viendo que es un amigo tuyo, creo que me aguantaré.
Todo esto le produjo alivio a mr. Bird, que había temido lo peor y desesperadamente intentaba recordar la poción antipicaduras que le daba su madre. Mr. Bee le dio las gracias a Jimmy y después que ellos realizaran cotilleos familiares, se autoinvitó a tomar el té en casa de la madre de Jimmy, porque él mismo decía:
-No puedo resistirme a los pastelitos de la tía Sophia.
Mr. Bird estaba extremadamente aliviado y le dio las gracias calurosamente.

-¿Te diste cuenta?- preguntó mr. Bird- ¿tu primo Jimmy se refirió a mí como tu amigo?
Mr. Bird efectivamente, se había dado cuenta.

-Si, efectivamente mr. Bird, parece que el ser amigos es mucho más bonito, que estar discutiendo todo el día. Después de todo no hubiera podido volar tan alto, si no hubiera sido por ti.
-¿De verdad?- dijo mr. Bird- Y sin tu intervención, no sabría de que dolor estaría sufriendo ahora.
Ambos acordaron entonces, que quizás sería mejor, si de ahora en adelante intentaran ser amigos y apoyarse el uno al otro, en vez de siempre actuar como un par de niños tontos.
Decidido esto, se dieron la vuelta para su casa, ya que se sentían contentos. Después de todo a mr. Bird siempre le había caído bien mr. Bee y mr. Bee siempre había pensado que mr. Bird era realmente un hombre decente.
Todo esto resultaba muy bonito, pero dejó cierto malestar en mr. Owl, que había visto a los dos amigos aproximándose y había acertado en que venían a por su consejo. Desde ese momento, había estado muy ocupado limpiando y quitando el polvo de la casa y a la vez poniendo a calentar la tetera, pero...al final, nadie se había presentado.
-Bueno, si esto es lo que va a pasar de ahora en adelante, ¿que sucederá con los búhos sabios?- y lastimándose un poco volvió a leer su copia de la revista "El Mundo del Fútbol" y a sus recuerdos de los viejos tiempos, cuando un búho era respetado.
Así que mr. Bird y mr. Bee volvieron a casa felices, con su nueva actitud entre ellos. Ahora mr. Bird le permitiría a su amigo, a quién ahora llamaba Richard, a disfrutar con su flor en el jardín. Igualmente mr. Bee dejaría a mr. Bird, a quién ahora llamaba Jeremy, volar hacia el árbol gigante y mirar a través de las vastas tierras de alrededor. Ahora que sus disputas de críos se habían acabado, ambos estaban de acuerdo que era mejor ser amigos y efectivamente, la vida nunca había sido más tranquila para ambos.
Tal como resultó, la fe de mr. Owl, que había ido rápidamente disminuyendo en su posición como un búho sabio, fue velozmente reafirmada, cuando le visitó de sorpresa, una joven neurótica avispa, que tenía un problema compulsivo de querer picar a otros.

-¿Es una obsesión?- preguntó tímidamente.
-Siéntate joven avispa- dijo el búho excitado- ¿te gustaría tomar una taza de té? El agua acaba de hervir.



2. EL TIO DE MR. BIRD VIENE A TOMAR EL TÉ

Un brillante y soleado día, mr. Bird recibió una inesperada carta de su tío Lionel. La carta le informaba amablemente que el tío Lionel y su familia se habían invitado elegantemente, para tomar el té al día siguiente. Mr Bird frunció el ceño al leer la noticia, pero trató de reunir toda su paciencia y buena voluntad. Intentó ver el lado bueno de las cosas y decidió aceptar lo inevitable con estoica paciencia; como se hace cuando alguien que no quieres, viene a visitarte.

Durante su habitual paseo de la tarde con su buen amigo, Bird le explicó porqué había sentido tan poco entusiasmo, al conocer la visita de su tío.

-De acuerdo, agradezco que ellos se tomen la molestia de venir a verme. Como tú sabes Bee soy un gran amante de la familia. Pero créeme, temo cada vez que el tío Lionely yo nos vemos, no parece haber mucha suerte con las reuniones.
Mr. Bee echó una mirada a su amigo que traicionaba su falta de comprensión, hacia lo que había dicho su amigo. Mr. Bird suspiró y continuó.
-Verás, es que algo va mal siempre que nos encontramos, inevitablemente. La última vez que nos vimos fue por casualidad, mientras estaba de vacacciones en el extranjero. Fue en una de esas islas muy cálidas, en el Caribe. Bueno, al día siguiente después de encontrarme con él, la isla fue invadida y tuvimos que cancelar las vacacciones. Así que, ¿ves Richard?, los augurios no son tan buenos.
Mr. Bird pretendió esta vez entender, aunque él estaba realmente un poco confuso con todo esto. El mismo tenía pocos o ningún problema familiar propio. Sus padres siendo avispones católicos estrictos y como todos sabemos, a las familias católicas no se les está permitido tener problema alguno. De todos modos pensó Bee, aunque viniese el tío de mr. Bird, dudaba que eso precipitara la escena de los marines norteamericanos marchando por el pueblo.
Mr Bird se despertó a la mañana siguiente sintiéndose sorprendidamente feliz. Se vistió formal, pero no exageradamente y se puso a preparar el té para ese día. Encontró su té indio favorito, preparó una mesa maravillosa con pan y mantequilla, bocaditos de pepino, una gran variedad de quesos, galletas y pasteles, (miel que Bee amablemente le había dado), y mucho helado de frambuesa, que era el favorito de Bird.

-No veo porqué no puedo darme un capricho, después de todo mi duro trabajo de hoy.

Sobre las tres de la tarde, el tío Lionel llegó con su esposa Milly y sus tres hijos, Vladi, Illi y Ulli. Mr. Bird notó que el tío Lionel a penas había cambiado, desde el incidente en el Caribe. todavía tenía una figura bastante robusta, vistiendo un chaleco gris debajo de una chaqueta color vino, complementada con un par de pantalones de golf. Lionel había sido siempre el mayor seguidor de la moda de la familia. La tía Milly por otro lado, tenía una figura diminuta en comparación, una ratita era la palabra correcta para describirla. Sus primos eran los tres de esos típicos jóvenes, ruidosos a veces, pero bastante dulces cuando estaban dormidos. Ellos también tenían la distintiva nariz pequeñita, que era la marca de la familia.
A Bird le caían bien sus jóvenes primos, pero fruncia el ceño cada vez que se acordaba de sus nombres algo excéntricos. En el momento en que mr. Bird vio al tío Lionel subiendo por el camino del jardín, su felicidad anterior de repente se le escapó y se llenó de un fuerte sentimiento de malos presagios. ¡Algo seguramente iba a salir mal!

-¡Eh hola Jeremy, mi chico!- Llamó el tío Lionel, mientras agarraba a mr. Bird y le sacudía con fuerza, todo al mismo tiempo, que dejaba revelar el hecho que tio Lionel disfrutaba intensamente visitando a sus familiares, abrazándoles con cariño. Mr. Bird estaba más que agradecido, que la tía Milly era bastante más delicada con él. Tuvo un comienzo más que embarazoso con sus primos, tal como él había temido. Estaba dando la bienvenida a Ulli, cuando debía estar saludando a Illi y haciéndolo con Illi cuando era Vladi. Se sintió bastante aliviado cuando la ronda de saludos hubo terminado y todos estaban dentro de su casa.

-Por lo menos- suspiró- si algo explota, no ocurrirá fuera, en mi preciosos jardín de flores, ni a la vista de los vecinos.
Como era la primera vez que tío Lionel estaba en su casa, insistió en que se diera la gira de costumbre, de la cual se dijo: "humilde pero acogedora vivienda". Afortunadamente este comentario había sido hecho por la tía Milly.
Mr. Bird que estaba muy orgulloso de su casa, seguramente se hubiera sentido ofendido de oír semejante observación de boca del tío Lionel. Se sentía bastante orgulloso de haber visto la posibilidad de una ocurrencia y había tomado la sabia precaución de esconder todas sus antigüedades y artefactos en el sótano. No hay que decir, que solo pensar que esos tres primos angelicales pudieran haber roto o estropeado algo... le produjo un escalofrío, solo pensar en tener que vivir con esta particular rama de la familia. En otras ocasiones anteriores cuando se sentía tranquilo, se le ocurría algún chiste, pero no tenía nada que ver con la situación actual. Debidamente enseñó los alrededores de su casa y gracias a Dios, el informe de destrozos fue cero. Se sentía como en el precipicio de una colina, en un día soleado, esperando una desafortunada ráfaga de aire que lo precipitara al vacío. Estaba considerando la estupidez de estar al borde del precipicio, cuando el tío Lionel le interrumpió sus pensamientos.

-Mi querido Jeremy, es ciertamente una casa muy bonita- dijo haciéndole un guiño a Milly- pero, pienso que algunos de esos preciosos artefactos, no estarían mal colocados alrededor del hogar; siempre dan un cierto toque...¡ya sabes!
Mr. Bird tragó nerviosamente y asintió.

-¡Yo quiero ver el sótano!- gritó Ulli con una decidida sonrisa siniestra en su cara.
-¡Creo que es hora de tomar el té!- declaró mr. Bird con autoridad, aunque el temblor de su voz le traicionaba. Se podía pensar que estaba sufriendo algún tipo de tortura y no simplemente atendiendo a la familia.
La familia feliz se colocó en el cuarto de estar y procedió a devorar el té que mr. Bird había preparado con tanto esmero. El ritual de la merienda sucedió sin ningún problema. Todo el mundo pareció estar por lo menos disfrutando del té. La gran variedad de cosas ricas que mr. Bird había preparado para el té, parecía tener la aprobación de todos; la rapidez con que ellos consumían era indicio de ello. Los niños se estaban comportando bien; tía Milly estuvo como habitualmente era, educadita y calladita, mientras el tío Lionel se sobrepasó con historias de su vasto repertorio, la mayoría adquiridas durante sus muchos y variados viajes alrededor del mundo. Incluso manejó para avergonzar a Bird, las historias de cuando éste era un joven delincuente.
Para su sorpresa, hacia el final de la tarde, mr. Bird sentía que hasta lo estaba pasando bien. Ciertamente sintió nostalgia y tristeza, cuando el tío Lionel dijo que pensaba que era la hora de irse. Todo el mundo sonreía hasta que la tía Milly preguntó donde estaban los niños. De pronto, fue como si el viento se hubiese levantado y mr. Bird sintió que estaba a punto de caerse por la colina. Se miraron unos a otros con expresión en blanco, (esto suele pasar cuando los británicos han sufrido una ola de nostalgia). Habían disfrutado tanto de la conversación, que no se habían dado cuenta que los chicos habían desaparecido.

-Estoy seguro que están jugando fuera- dijo mr. Bird con un poco de esperanza que no fuese así, cuando pensó en su pobre e indefenso jardín de flores. Los tres preocupados adultos salieron fuera, pero no había señal de los chicos.
-¡Bueno, tienen que estar en algun lugar dentro de la casa!- y todos volvieron a entrar. Buscaron arriba y abajo, (¿pero que esperabas, que buscaran de lado a lado?). Todos los rincones donde se podían esconder alrededor de la casa, fueron examinados concienzudamente. Cuando nadie lo veía, mr. Bird hasta echó un vistazo al sótano, los chicos no estaban ahí; pero un sorprendido tío Lionel si. "¡Vaya!", empezó a decir, pero le cortó mr. Bird.
-¡No hay tiempo que perder tío, tenemos que encontrar a los niños!- exclamó asumiendo una pose heroica.
Después de media hora de búsqueda frenética, era obvio que los chicos no estaban en la casa.

-¡Lo sabía!¡lo sabía!¡Algo tenía que ir mal!¡Lo sabía!- siguió repitiendo el pobre Bird.

La tía Milly haciendo su papel de madre destrozada a la perfección.
-¡Mis pobres niños!¡Oh, mis pobres niños!- era su "fort" particular.

En medio de todo este caos, el tío Lionel pensó que ya era hora de tomar el mando de la situación.
-¡Llamaré al hospital!- anunció. A lo cual ambos, mr. Bird y la tía Milly reaccionaron sintiéndose más disgustados que antes.
-¡Oh!- dijo Milly.
-¡Oh, oh!- dijo mr. Bird.
-¡Oh, callaros!- dijo Lionel con determinación- ¡Esto no nos conduce a ninguna parte!
Mr. Bird se sintió un poco avergonzado por su comportamiento.
-Tienes toda la razón tío- dijo avergonzado y añadió- Quizás fuera mejor si llamásemos a la policia.
El tío Lionel asintió y con una rápida mirada a tía Milly silenció más ataques de histeria. Mr. Bird se recompuso.
-Mi teléfono no funciona, está roto,- (¡a ver si eso no es típico!)-Así que tendré que ir a llamar desde la casa del vecino.
Cruzó hacia la casa de mr. Bee, sintiendo como si aguantara el peso del mundo sobre sus pequeños hombros de pajarito. Tocó en la puerta, preparaba su disculpa por llamar a una hora tan tarde, cuando para su sorpresa un sonriente y algo enrojecido Bee, abrió la puerta.
-¿Qué Bird?- dijo- Entra por favor, espero que no hayas venido a por los niños ya-Mr. Bird entró como en un trance. Allí encontró a Ulli, Vladi y Ulli, tirados en el suelo, sirviéndose de los platos llenos de gelatina.
-Lo hemos estado pasando en grande- dijo sonriente Bee. Los chicos miraron hacia arriba y asintieron felizmente, volviéndose a sus gelatinas- También hemos estado jugando algunos juegos; los he enseñado la película de mis últimas vacacciones en "The Brecon Beacons", cuando estuve recolectando setas.
Mr. Bird se quedó mudo solo por un momento, se giró hacia mr. Bee de una manera incaracterísticamente violenta. Era obvio que no estaba muy contento. Ordenó a los chicos que volviesen a su casa y luego le contó a su amigo, lo que pensaba sobre secuestrar a niños, en términos no muy agradables. No entraremos en detalles del sermón que mr. Bird le echó a mr. Bee. Frase tras frase, insulto tras insulto salió de su boca. Cosas fueron dichas que son demasiado rudas, hasta para yo escribirlas. Baste con decir, que con cada ola de ataque empezaba con "¿Como se te ocurre tú..."y acababa con..."Y eso no es todo..."Cuando por fin hubo terminado, mr. Bird se fue golpeando la puerta y dejando a un pobre Bee mareado y pensando porqué Bird tenía algo contra las setas.
Mr. Bird encontró a tío Lionel y familia preparados para irse. Cuantas despedidas embarazosas y "nos tenemos que volver a ver pronto", fueron recíproco entre ambos y enseguida estaba viendo el coche de tío Lionel desapareciendo hacia el ocaso, (iba en dirección equivocada, pero queda bien).
Volviendo a casa se dio cuenta que él, después de todo se sentía relativamente feliz de nuevo. Se habían ido y por lo menos todo había acabado felizmente. no había sucedido ninguna tragedia real y por fin se había acabado.
Tal como había sucedido todo, al final el viento en el borde de la colina, no había sido tan fuerte. Sus preocupaciones habían terminado, la vida era maravillosa y el mundo bello, sentía mr. Bird cuando volvía a casa; hasta que llegó a la puerta principal y la encontró cerrada. Buscó la llave y poco a poco se fue dando cuenta que se había quedado fuera. Dio vueltas alrededor de la casa, pero no había ninguna ventana abierta. Se dio cuenta que tío Lionel fue quien había cerrado la puerta, así que el gafe seguía ahí y él se encontraba fuera, en el frío.
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-¡Oh Dios mio!- dijo- no pasa nada, supongo, tendré que pasar la noche con Bee- Pero Bee tenía otra idea.
-¡Mi querido Bird, no puedo imaginar el dejarte pasar la noche en la misma casa con un...!¿Cómo es lo que me llamaste? ¡Ah si! Secuestrador de niños, entre otras cosas.¡Qué diría la gente, recuerda que tienes una reputación que mantener!
Y con una gran sonrisa, que traicionaba la satisfacción que sentía, mr. Bee cerró la puerta y se fue a la cama.
Mr. Bird se había caido por la colina. Justamente cuando sintió que el mundo estaba de verdad en contra de él, le vino una idea buenísima. Se acordó de la ventana del sótano. Seguramente estaría abierta y al fin podría entrar en su casa e ir a la cama. La sonrisa le volvió a la cara, cuando ciertamente comprobó que era así.
-¡Gracias a Dios, por existir ventanas del sótano!- pensó mientras entraba a través de ella. Y buena cosa también- pensó- que el sótano estaba vacío...excepto. ¡Demasiado tarde! se acordó mientras saltaba dentro de la oscuridad del sótano. Demasiado tarde se acordó de todos sus preciosos artefactos y ¡BANG! ¡CRUSH! ¡BOOM!
Mr. Bee oyó el ruido y miró por la ventana, vio una luz que que salía del sótano de mr. Bird, dándose cuenta de lo que había pasado. (Había ayudado a mover todos los objetos valiosos al sótano el día anterior). La pequeña sonrisa diabólica que empezó a extenderse por su cara, desapareció rápidamente al oír los gritos demenciales de mr. Bird, que le llegaban a sus oidos. No podía exactamente descifrar lo que estaba diciendo, pero sonaba como que estaba bastante cabreado y si pudo entender la frase
-¡Espera Bee, cuando te coja entre mis manos!
-¡Ah!- pensó Bee- Quizás sería una buena idea, si fuera a pasar la noche con mi viejo amigo Arnold, en el pueblo donde Bird nunca me encontrará.
Se vistió con una rapidez notable, preparó una pequeña bolsa de noche y salió corriendo de la casa, pasando por delante de la puerta de mr. Bird.
-¡Ah, ahí estás traidor!¡No te puedes escapar de mí ahora!- Y hubiese tenido razón, pero en su furia ciega y deseo de atrapar a Bee, no vio la cáscara de plátano que Ulli había "accidentalmente" dejado de manera estratégica en el suelo. El resultado fue ver a mr. Bird de cabeza dentro de su precioso jardín de flores-¡Oh Dios, otra vez!
Mr. Bee tenía muchas ganas de preguntar a su amigo, porqué acababa de protagonizar semejante actuación, pero en vez de eso se dio la oportunidad de salir corriendo hacia el pueblo y la protección que le ofrecía.
Mr. Bird no se sentía un hombre feliz, (para empezar era un pájaro de todos modos) y se fue a buscarle al pueblo.
Al día siguiente, un turista denunció haber visto un pájaro fantasma en la carretera, hablando solo y repitiendo, y en voz baja recitando conjuros en la noche. El policía solo se rió, ya que la historia de la desafortunada aventura de mr. Bird, ya la sabía todo el pueblo. Mr. Bee había pensado que la historia era demasiado buena como para no contarla.

3. MR. BIRD SE PRESENTA AL PARLAMENTO



Un brillante, soleado día, mr. Bird estaba haciéndose una taza de café, (recién molido claro, después de todo solo las clases bajas y trabajadores sociales son los que beben instantáneo). Mr Bird delicadamente probaba su bebida caliente y leía su copia de "El independiente", (solía leer el Times pero todos sabemos lo que pasó con ese periódico), fue interrumpido por una llamada en la puerta. Actualmente era el timbre de la puerta el que sonó, pero eso no queda tan bien.
Estaba a punto de contestar a la puerta, (¿Cuándo fue la última vez que hablaste con tu puerta?), cuándo se dio cuenta que no estaba adecuadamente vestido para la ocasión. Llevaba solo unos pantalones cortos. Daba la impresión que muestro mr. Bird, vestía uno de esos joggers que aterrorizan a los inocentes paseantes y que habían hecho de la madrugada su dominio. Pero él no era un jogger; como con cierto derecho, él se consideraba demasiado culto para semejantes exhibiciones públicas.

Rápidamente se puso ropa más aparente y finalmente abrió la puerta. Esperando pacientemente, encontró a un joven de aspecto "impaciente", bien vestido, quién a la vista de mr. Bird, produjo una sonrisa instantánea que se extendía a través de su cara como una enfermedad. ¡Otro vendedor!, pensó mr. Bird, mientras se preguntaba porqué les disgustaba tanto el café instantáneo y las sonrisas instantáneas y si existía alguna conexión entre ambas.

-Buenos días mr. Bird- dijo el joven "impaciente" con una sonrisa instantánea. Antes de que mr. Bird se pudiera recomponer de semejante verborrea, el joven se lanzó con su bien aprendido ataque.-Como estoy seguro que está al tanto, las elecciones generales son el mes que viene...

Mr. Bird suspirando se aguantó el bostezo y pensó- ¡Oh Dios, otro no!- El joven no se daba cuenta de la indiferencia de mr. Bird y siguió sin miedo.

-Nuestras listas electorales demuestran que usted está todavía indeciso, sobre sus intenciones de votar. Bueno señor, yo represento a...

Me temo que nunca sabremos a quién representaba el joven, porque por muy rudo que ésto parezca, un más que aburrido mr. Bird, había recuperado suficientemente los sentidos y le cerró la puerta. Si había algo que a Bird le produjera más odio que un vendedor de políticas baratas, él no lo conocía. ¿En esto había culminado los siglos de lucha política?¿Tener un vendedor a la puerta cada cinco años?¿Esto era lo que representaba la democracia en acción? Mr Bird se sentía triste, siempre le pasaba lo mismo cuando pensaba en estas cosas. Esta vez había determinado no caer en una depresión y decidió en cambio, tener un día feliz.
Dispuso que iría a ver a su querido y viejo amigo mr. Bee, para invitarle a un almuerzo en el campo, y así lo hizo. Mr. Bee se puso contento con la sugerencia de su amigo. En realidad era justo lo que necesitaba, ya que también estaba un poco deprimido, habiendo sido visitado por el mismo vendedor; y para colmo, Inglaterra había perdido tres jugadores, contra las hazañas de Malcon Marshal, (se entiende ¿no?, estamos hablando de cricket).
Ambos amigos tuvieron un día muy bueno y de vuelta a casa, se fueron a ver la última película que se estrenaba en el pueblo. Para cuando llegaron a casa era casi de noche y decidieron irse a dormir pronto. Cuando se acostó mr. Bird, se sentía cansado y feliz. No había conseguido quitar completamente los pensamientos que había tenido por la mañana; con esto en su cabeza, apagó la luz y se dispuso a dormir.
Mientras disfrutaba de su dulce reposo, tuvo un sueño algo curioso, que reflexionando más tarde lo encontraría gracioso. Se encontraba sentado en un cómodo sillón en medio de un gran salón, extrañamente vacío excepto, por una gran mesa colocada frente a él. Situados a lo largo de la mesa, había cinco hombres con cara seria y una mujer igualmente seria, sentada justamente enfrente de él. Sonrió educadamente pero, las figuras estaban inmóviles, incluso parecía que tenían los ojos cerrados.

-Buenas tardes mr. Bird- sonó una fuerte voz a su espalda. Bird miró hacia donde ésta sonaba, pero no veía a nadie. La voz continuó dirigiéndose a él.- Como ya sabes, las elecciones fueron la semana pasada y desafortunadamente, acabaron en empate todos los partidos políticos que participaron. Contamos y recontamos los votos varias veces, pero siguió comprobándose el mismo resultado, un empate. Entonces con desesperación repasamos nuestras listas y descubrimos que una persona no había votado, osea ¡usted! Así que está aquí como es su obligación, para votar; para que haya un ganador y todos nos podamos ir a casa felices y preparar las próximas.

Mr. Bird quería protestar, pero se sintió sin fuerza para hacerlo, (estas cosas suelen ocurrir en los sueños). En todo caso, es dudoso que la fuerte voz hubiese prestado mucha atención a Bird, mientras continuaba con su pronunciamiento.

-Así que para asegurarnos de un resultado válido y para seleccionar a su partido favorito, hemos reunido y escogido a un representante de cada partido, para que le hagan un resumen de su política.

Haciendo lo mejor de un mal sueño, Bird se acomodó para prestar toda su atención. Quizás pudiera llegar a ser entretenido.

-Primero déjeme presentarle a mr. Nelly Cannot, representando a "La Buena Manera Para Un Político De Carrera, Con Tendencias De Derechas, A Triunfar Sin Declarar Sus Creencias Reales".


Mr. Bird sonrió al reconocer a este grupo como, "Es nuestro turno de ganar". Una pequeña luz amarilla se encendió de repente sobre la primera figura sentada, que como por arte de magia se puso derecho, le miró con una gran sonrisa y comenzó a pronunciar su discurso.

-¿Y todo esto por él?- mr. Bird se sentía privilegiado. La voz habló y habló sobre las relaciones industriales y el estado de bienestar; pero el énfasis notó mr. Bird, era mucho mayor en la presentación que en el contenido. Le parecía todo un poco anticuado y para su alivio, la pequeña luz situada encima del orador se apagó. En la oscuridad mr. Bird vio otra figura, que se sentaba en la silla. Hubo solo unos segundos de respiro, cuando la misteriosa voz empezó a introducir al segundo de los oradores, a mr. Sugary Treacle.

-Déjeme presentarle a mr. Sugary Treacle del partido "Volvamos Al Espíritu De Waterloo Y Que Ya Es Tiempo De Una Buena Guerra".

-Esto será interesante- pensó Bird reconociendo al representante del partido de verduleros.

Igual que con el primer orador, una pequeña luz se encendió por encima de la segunda de las figuras sentadas, que como su predecesor se levantó y entró directamente en acción. Este segundo intérprete derrochaba sinceridad, de una manera muy pegajosa y paternalista, a la vez que hablaba de decencia, valores morales, la importancia de la familia, de la iglesia, la necesidad de la ley y el orden y ¡que bien vendría otra guerrita ahora! Desafortunadamente para mr. Bird, la novedad de todo esto le empezaba a cansar y se mire como se mire, estaba aburrido. Pobre mr. Bird, todavía debía estar sentado mientras aguantaba al resto de las figuras, a un aburrido tras otro.

Estaba mrs. Shrilly Walrus del partido "Absolutamente Aburrido", mejor conocido como "Tendencia Razonable", que siguió sin piedad hablando sobre la importancia de ser responsables y maduros y...muy aburridos. Le siguió el igualmente aburrido , pero todavía más pretencioso mr. Tartar Sauce, del partido "No Sabemos Exactamente Lo Que Queremos, Pero Es Muy Serio Educar A Las Masas". Aunque completamente aburrido al menos, le hizo sonreir el brillante mono amarillo.

-¿Porqué todos estos,"socialmente no concienciados pequeños jóvenes ricos radicales,"se tienen que parecer a algo que ha salido de un arco iris?- pensó mr. Bird

Al menos, el siguiente concursante animó las cosas un poco. Este era Marvin Lobster, del partido "No Nos Importa Nada, Mientras Haya Una Buena Pelea." Fue muy divertido escuchar como el hombre de "Tendencia Violenta," describía un mundo celestial, que había estado en declive desde que se descubrió Africa, y hasta consiguió establecer un lazo entre la caída del imperio británico y la introducción de jugadores de fútbol judíos en nuestra liga. Pero todas las cosas tienen irremediablemente que llegar a su fin; y el último actor fue el más dolorosamente aburrido de todos. El hombre al que culpar, no era otro que el famoso Jonathan Parrot, de "Clases Medias Que Estuvieron En Glastonbury En Su JUventud, Pero Ahora Son Maduros Ciudadanos Preocupados Por El Mundo, Pero Realmente Quieren Salvar A Los Arboles."

-¡Oh no!- pensó mr. Bird- esto es "Tendencia Estúpida."

Parrot siguió, siguió y siguió hablando sobre la importancia que tenían los árboles y como deberíamos cuidarlos, antes de gastar dinero en cuidar de la gente, ya que todos sabemos que la pobreza es una cosa del pasado.

Después de lo que había parecido una eternidad, por fin se había acabado.

-Bien mr. Bird, ¿ya estás listo para votar?- dijo la voz.

-Bueno...realmente, no- respondió tímidamente Bird.

-¿Como que no?- dijo la voz con incredulidad-¡Ya has oido todos los argumentos! ¿Qué más quieres?

Bird se quedó pensativo un segundo y educadamente preguntó -¿Crees que quizás, podría preguntar a los representantes algunas cuestiones?

Se produjo una conmoción general, desde donde estaban las figras de los representantes sentados y para sorpresa de mr. Bird, vio como todos los locutores se levantaban y se dirigían a la puerta de salida. El sonido de la voz volvió a llenar de nuevo la habitación. El grupo malhumarado se paró en la puerta y se giraron a mirar la cara de mr. Bird. Parrot, que parecía el portavoz del grupo dijo:

-Bueno, pregunta exactamente que tipo de cosas quieres saber.

Una vez más la voz todopoderosa, esta vez tranquilizadora y conciliadora volvió a decir:

-Bien mr. Bird, exactamente, ¿qué tipos de preguntas estaba pensando hacer a estos ocupados políticos?

Bird se sonrió, dirigiendo su mirada a la colección de figuras que estaban de pie frente a él.

-Pues,...tengo la curiosidad de saber la política de su partido, sobre los asuntos importantes de hoy, como la esterilización obligatoria de la familia real y todos los trabajadores de oficina.

Se produjo un clamor en la habitación y de nuevo fue Parrot quien habló.

-¡Esto es completamente inaudito! ¿Cómo se atreve a mofarse de tales cosas? y además, nunca acordamos tener que contestar a ninguna pregunta expontánea del público, ¡no nos ha dejado preparar la respuesta!

Esta vez, no hubo manera de parar a los oradores de abandonar la habitación indignados. La voz de sabiduría que lo ve todo (¿?), estaba bastante cabreada con mr. Bird.

-¡Mira lo que has hecho!- dijo desesperadamente- ¿Porqué no puedes ser como el resto de las personas?

-¡Lo siento mucho!- dijo sinceramente mr. Bird como consuelo. La voz seguía molesta.

Bird se quedó pensativo un rato y luego ofreció una sugerencia humildemente.

-¿Porqué no dejas a la gente que decida por una vez?

-¿La gente?- gritó la voz perdiendo el control- ¿Intentas ser gracioso?¡Egoísta, pequeño pajarraco! Si quisiéramos que la gente mandara en las cosas, no nos molestaríamos con políticos ¿no? Cada representante se ha molestado en presentarte sus políticas personalmente y tú vas y las rechazas todas. Todas esas políticas han sido desarrolladas durante cientos de años, para poderte dar hoy la más amplia y posible selección de políticas, seleccionadas sin grumos y sin militantes, garantizado.
Mr. Bird se sintió un poquito avergonzado, pero no conmovido.

-Supongo que no hay nada más que decir mr. Bird. Has creado un jaleo y tendrás que vivir con ello.

Mr. Bird sintió que el fin de su sueño se acercaba, pero algo todavía le causaba intriga.

-A todo esto, ¿quién eres tú en realidad- preguntó a la voz.
-Pero, ¡pájaro estúpido!, hubiese creído que era obvio- respondió la voz con un detectable punto de orgullo- ¡Yo soy el "Espíritu de la Democracia"- y dicho eso, la voz se fue.

Bird se despertó en su camita, con el sol entrando a través de las cortinas. Aunque había dormido más de la cuenta, (algo que raramente hacia), todavía se levantó sintiéndose fresco y con una idea en la cabeza, que le animaba tanto que se olvidó hasta de limpiarse los dientes, en su prisa de ir a contarle a Bee y su fantástica idea. Le encontró a punto de ver un partido de cricket en la televisión.

-Mi querido Bee, he tenido un idea absolutamente genial- dijo Bird sin respiración.

Bee suspiró con resignación y apagó la televisión. Sabía que eso era todo el cricket que vería hoy. Cuando Bird tenía una idea y especialmente una idea maravillosa, generalmente necesitaba todo el día. En este instante, uno puede pensar porqué Bee no estaba excesivamente disgustado, por tener una excusa para apagar la televisión. Al fin y al cabo, era muy probable que los West Indians, iban a dar una buena paliza a los ingleses otra vez. No era una experiencia muy agradable para los aficionados al cricket, gracias a que el cricket sigue siendo un deporte de gran admiración nuestra. Aunque es bonito ganar, en el caso de Inglaterra sería una grata sorpresa; ganar no es todo lo que importa, pero si el jugar. En contrapartida, no como el fútbol, donde el ganar a toda costa es lo que cuenta; el cricket es todavía jugado por buenos deportistas, que aceptan perder con un equipo mejor. Esto puede explicar el porqué, el fútbol es más popular que el cricket.

Volviendo a nuestros dos héroes y a la excitante idea de mr. Bird. En un torrente de entusiasmo le reveló su idea. Mr. Bird había decidido presentarse al Parlamento. El sueño que había tenido era una señal, para que saliera fuera y despertase a la población de su colectiva apatía política. Había convicción en su voz y un brillo en sus ojos. A Bee pronto le convenció la idea y con consentimiento mutuo, se convirtió en su director de campaña.

-Bueno Bird, como tu nuevo director de campaña, ¿puedo ofrecerte mi primer consejo?

Bird asintió y escuchó atentamente, emocionado por el entusiasmo que demostraba su amigo por su idea.

-Bien Bird, puedo sugerir, y esto no es nada personal, ¿entiendes?, que te laves los dientes cada mañana. Es bueno para la imagen y para besar a todos esos horribles pequeños bebés.

Durante las próxima dos semanas, nuestras dos almas valientes, trabajaron sin parar día y noche. Diseñaron posters que pegaron en cualquier pared y panfletos que fueron producidos y distribuidos por toda la comarca. Mr. Bird dio discursos y fue entrevistado por la prensa local. Fue de casa en casa, (si, también se había convertido en un vendedor), besó a los inevitables bebés, (y eso que ni tienen voto). Su política era simple; la verdad, no tenía ninguna, pero tenía el carisma que es lo único que importa. La diferencia era que reconocía que no tenía mucha idea de nada, así que iba a por el voto de forma honesta. Los otros candidatos simplemente, no tuvieron ninguna opción. El glorioso final de esta dedicación fue la encuesta en el periódico local, que le daba un resonante 35% de los votos. Y todo esto, a solo dos semanas de las elecciones. Entonces un tío listo le sugirió, que sería buena idea que mr. Bird se registrase formalmente para las elecciones, algo de lo que Bee debería haberse acordado, y así la gloriosa cruzada llegó a su fatídico fin.
Mr. Bird obtuvo una cita en el registro de candidatos en el ayuntamiento, el último día antes que las listas se cerraran. Fue bien vestido, con un traje nuevo azul, para lo que él pensaba sería una formalidad. El registrador era un hombre de edad media, vestido de gris; le hizo entrar y le ofreció una silla de forma muy educada.

-A ver mr. Bird, ¿estoy en lo correcto en pensar, que quiere registrarse como candidato para las próximas elecciones?- Bird contestó afirmativamente- ¿Y se quiere presentar como independiente?- Le preguntó con una cara un poco despectiva- Bueno, lo ha traído un poco tarde, pero no creo que haya problemas. Ahora simplemente, tomaré algunos datos para nuestros archivos. El funcionario empezó a hacerle algunas preguntas, fecha de nacimiento, lugar, si era propietario de su casa, si alguna vez había leído Saint-Simon o Thomas Paine y también su cuenta del banco. Finalmente el funcionario parecía satisfecho.

-¡Ah! solo me queda una pregunta más, ¿Oxford o Cambridge?
-¿Disculpe?¿Oxford o Cambridge, qué?- preguntó un poco confuso.
-Ya sabes,¿Oxford o Cambridge?- Bird se quedó en blanco.
-Oxford o Cambridge, universidad, ¿a cual acudiste?
-Bueno...,la verdad, a ninguna- respondió mr. Bird siguiendo bastante confuso.
Ahora era el funcionario el que parecía confuso.

-¡Ninguna!¿Entonces que hiciste?
-Fui a la universidad de East Anglia, si es lo que le interesa- dijo Bird disculpándose, (tú también lo harías si hubieses ido a East Anglia). El funcionario parecía escandalizado.
-¡Oh Dios!¡por Dios!- dijo dos veces mientras chasqueaba los dedos en la mesa.
-Pero..., discúlpeme. ¿Tiene esto alguna importancia?- preguntó sinceramente.
-¿Importancia?...-gritó el funcionario, que ahora estaba realmente cabreado- ¡Claro que es importante! La gente de Oxford se sientan a la izquierda de la casa de los Comunes y la gente de Cambridge se sientan a la derecha. ¿Cómo crees que mantenemos las cosas bajo control? Este sitio es un caos con tanto mal comportamiento.
Mr Bird no sabía que decir, el psicofante funcionario le miró seriamente.
- Siento que haya estado perdiendo el tiempo mr. Bird, ¿que pasaría con el país, si dejásemos a cualquiera en la casa de los comunes y pretender llevar los asuntos? No, no mr. Bird, nuestro sistema nos ha servido bien durante siglos y no veo porqué necesitamos cambiar las cosas ahora.-Y tras decir eso, rompió los papeles de mr. Bird.
Mr. Bird que trataba de recomponerse del primer shock, empezaba a sentirse cabreado.

-¡Pero...por Dios! No todos los candidatos deben ser de Oxford o Cambridge!
El parásito funcionario sonrió.-¡Claro que no!, pero los ganadores si, nos aseguramos de ello. Su problema es que estuvo muy cerca de ganar.
Mr. Bird mareado y confuso, no estaba seguro si gritar al funcionario o darle las gracias. Ahora en voz alta, para que los de fuera oyeran, abrió la puerta y girándose le dijo:
-Ahora por favor mr. Bird, vayase.¡Gracias a Dios, que este sigue siendo un país libre!¡Así podemos controlar a elementos subversivos como usted!¡Buenos días y no vuelva más!
El pobre Bird se levantó humillado y se fue sin volver la vista atrás del escenario que había sido su ejecución política. Fue andando, sintiendose muy deprimido y lamentándose de si mismo, pensando como tenía que sentirse Robespièrre. Decir que estaba desilusionado era comprensible. Camino a casa se paró en un bar, que no era lo normal en él y bebió un poco más de lo que estaba acostumbrado. De la taberna decidió ir andando a casa para no encontrarse con nadie. Cuando estaba llegando, pasó por delante de un joven sentado en un muro.
-¡Oye tú!- llamó el joven, dirigiéndose a mr. Bird, que un poco sorprendido se giró y bajo la luz del atardecer vio al joven reconociendo a uno de esos punk de los que había oido hablar. Era más un gótico post-punk, en el proceso de adquirir modas del norte, pero Bird no sabía nada de eso y realmente no tenía ninguna importancia. Normalmente no hubiese tenido ningún deseo de conversar con tales tipos, especialmente después de la llamada "oye tú", pero realmente nada le importaba ya, ni su orgullo.
-Ya, pensé que eras tú. Tú eres ese Bird que va a ir al Parlamento, ¿no?
-Bueno...actualmente, no. Ya no.
-¡Que pasa!¿Que no podías pagar la entrada?- dijo el punk riéndose- ¡Oh, de veras!¡eso es muy triste!¡pobre chico!- dijo sarcásticamente- Todos vosotros políticos, me hacéis sentir enfermo, jugais el mismo juego estúpido, ¿quien va a estar por encima esta semana?¡Y que más da!¡Sois todos de la misma p... mierda. A ninguno os importa un bledo el resto de nosotros. Todos gritando e insultándose en público y luego a beber todos juntos al bar. Es la preciosa mierda de vuesto status quo, lo único que os preocupa. Lo siento, lo siento terriblemente que no te admitiesen, no te puedes imaginar que jodidamente triste me siento.El punk riéndose se giró para irse. Bird había escuchado con sorpresa y admiración al joven; quizás había esperanza en algún lugar.
-Yo también lo siento- le dijo al joven, quien se paró volviéndose a mirar a mr. Bird- Siento que me dejé caer tan bajo y me dejé atrapar en este negocio asqueroso. Tú tienes razón al llamarlo juego y lo siento porque jamás quise jugarlo.- Y dándose media vuelta marchó en dirección a su casa, dejando al punk tras de si. Había dado unos pocos pasos por la carretera, cuando se paró en seco, espantado por una rara y poderosa voz que parecía venir de su espalda
-Mi querido chico- la voz era pura, fuerte y clara. Miró hacia atrás extrañamente asustado, pero el punk ya no estaba; en su lugar vió una figura radiante, vestida de blanco, con rayos de pura luz todo alrededor. Bird se quedó turbado con esta gloriosa visión.
-Eres un buen tío- dijo la figura- Vete a casa en paz y no te preocupes más. yo también he sufrido el rechazo y la violencia del hombre. Yo...
-¡Dios mío, Chris vamos!- interrumpió otra voz aún más fuerte que la última, que parecía venir de todos lados. La figura obviamente un poco molesta miró a mr. Bird.
-Bueno, si...¡emm!, sonrie y se feliz, después de todo las cosas solo pueden mejorar.

De pronto la calle estaba vacía de nuevo y no había nadie a la vista. Mr. Bird se sintió exaltado, (pero no dolió) y fue rápidamente a casa de Bee para contarle todo lo ocurrido. Se sorprendió a si mismo pués iba cantando, algo que a penas hacia en público.

4. MR BIRD Y MR. BEE ACUDEN A UN PARTIDO DE FUTBOL
Un miércoles cualquiera durante la temporada de primavera, si visitaramos la casa de nuestros amigos, sin duda uno se hubiera preguntado, ¿porqué éstos se encontraban en un gran estado de exaltación?. Si el mismo visitante se hubiese preocupado en indagar, él o ella dependiendo del sexo del visitante, hubiese descubierto una simple y relativa fácil respuesta, nada más y nada menos que mr. Bird y mr. Bee iban al partido de fútbol. Este no era un partido ordinario, era uno muy importante; era la semifinal de la copa de Europa, entre el equipo de nuestros héroes, C.D. Beloraim y uno de los mejores equipos europeos C.D. Milanoff; prometía ser un gran partido, cualquiera de los que ganase seguramente sería favorito para la final. había un cierto morbo extra añadido al partido, ya que la ida en Alemania había acabado con un empate a dos y obviamente había empatía entre los dos equipos. Mr Bee había obtenido las entradas varias semanas antes y ahora ambos amigos se preparaban para el tan esperado peregrinaje futbolístico. Fueron por la tarde temprano a la estación para coger el tren a la ciudad, desde donde harían su emocionado camino hacia el campo. Cuánto más se acercaban más aficionados se encontraban de los suyos, hasta que se vieron en el centro de una multitud que formaba una gran procesión. Este particular flujo de humanidad se extendía más allá de un kilómetro y todas las caras felices y expectantes, incluidas las de ellos, tenían un propósito común. Pronto llegaron a su destino, su viaje futbolístico llegaba a su fin. Se sonrieron con satisfacción el uno al otro. Allí frente a ellos estaba la mayor iglesia del fútbol inglés, el campo del C.D. Beloraim. Era el escenario de tantos famosos partidos y de los más grandes exponentes que habían pasado por ese cesped. Había sido testigo de muchos triunfos y había visto también muchas desilusiones. Se había llenado más de una vez de un "crescendo" de gritos y aplausos; y sus sillas y gradas envejecidas por el tiempo habían sentido las amargas lágrimas de la fustración y la derrota. ¡Nada mal para un campo de fútbol!

Mr. Bird y mr. Bee entraron al campo huyendo de todos los vendedores ilegales de entradas, programas y hamburguesas- Después de buscar un poco, al fin encontraron sus asientos y se acomodaron para el partido. No era porque eran unos snobs de ningún tipo o que se hubieran sentido incómodos en las gradas con las masas lo que les había hecho ir a sentarse allí. Simplemente era que Bee era un poco bajito y le hubiese costado ver el partido estando de pie.

El campo era un espectáculo difuso de ver, el cesped era de un lujoso terciopelo verde y el cielo azul, todo ayudó a producir un sentimiento irreal, mágico. Bird estaba tan contento de haber accedido a venir con Bee, en vez de haber ido a su usual clase de cerámica de los miércoles por la tarde.

De pronto un enorme grito por todo el campo, del que Bee estaba seguro tenía que haberse oido por toda la capital, (los provincianos no llegan a entender lo grande que es Londres).

El equipo saltó al campo, cada jugador era un nombre familiar para el público. Al mismo tiempo que el nombre de cada jugador sonaba por el altavoz, los fans gritaban. Luego salió el equipo alemán, tenían aspecto de duros. Rápidamente todo estuvo preparado, el árbrito consultó con su linier, pitó y el juego comenzó. Fueron testigos de un gran partido para los libros de historia. Fue un juego abierto, ofensivo, con oportunidades de gol para ambos equipos. Ambos porteros tuvieron que entrar en acción tempranamente. Obviamente estos alemanes habían venido a dar todo. A la media hora de juego, lo que los aficionados del Beloraim habían estado esperando, marcaron. Al final del primer tiempo estaban 1-0, la gente estaba contenta y también Bird y Bee. Declaro que no he estado tan emocionado en mucho tiempo.
Durante el intermedio, nuestros amigos se tomaron su tiempo para disfrutar realmente del ambiente. estiraron las piernas un poco, pero habiendo traido sus termos de té no tenían que ir en busca de refrescos. Enseguida todo estuvo preparado para la segunda parte del partido, fue más excitante que la primera parte, si eso podía ser posible. El Beloraim siguió presionando, pero en el minuto cincuenta lo que los aficionados habían estado temiendo ocurrió, marcó su delantero internacional Dieter Schatszkinderkarten. Pero los aficionados no estaban tan deprimidos, sabían que su equipo todavia podía ganar. Entonces se cayó el techo, Costillas se dejó escapar un balón y de nuevo el viejo Schatsz entró y marcó poniendo a Hamburg por delante. Las gradas se quedaron en silencio y demostrando el tipo de aficionados que eran, comenzaron a animar a su equipo de nuevo. Oportunidades hubo, a cinco minutos para el final, los aficionados fueron recompensados por su continua fe. Diddle envió el balón a Cock en un pase magistral y el ídolo de los aficionados no se equivocó, enterrando el balón en el fondo de las mallas. Los aficionados, delirantes, se volvieron a sentar y se prepararon para la prórroga, que seguramente vendría. Pero el viejo Schatsz tenía otra idea, recogió la pelota de medio campo, se enfrentó a toda la defensa del Belorain ganándoles a todos, pasandole finalmente a "Boca de almeja" que metió el balón practicamente andando. El pitído del final sonó. Hamburg había ganado tres goles a dos. El Beloraim estaba fuera de la copa. El campo quedó en silencio, los aficionados estupefactos hicieron un solemne camino, despacio hasta fuera del campo, incluidos Bird y Bee. Ninguno pronunció palabra mientras salían a la calle, ni una sola vez miraron hacia atrás, dejando sus sueños de gloria dentro destrozados por Schatsz.
De vuelta a la estación una conmoción repentina detrás de ellos atrajo su atención, había mucha gente corriendo y gritando en todas las direcciones. Esto era el lado feo del fútbol que ahora Bird y Bee estaban forzados a ver. En su deseo de sacar sus frustraciones, un grupo de aficionados del Beloraim habían visto a un grupo de desafortunados alemanes, que obviamente se habían extraviado de la escolta policial. Los pobres alemanes intentaban escapar y corrían en dirección hacia Bird y Bee. Nuestros dos amigos presintieron el peligro y comenzaron a correr también. En realidad todo el mundo corría por todos los lados. El caos reinaba por toda la calle, había peleas, era un penoso escenario, un triste testigo de nuestra sociedad. ¿Porqué la gente no se puede pegar en casa, si es lo que quieren?

-Mira Jeremy ahí hay un policía, estaremos seguros con él- Dijo Bee a la vez que empujaba a Bird hacia uno de nuestros chicos de azul, que estaba de pie en la esquina de la calle.

Mr. Bird estaba un poco duvitativo de ir a estar con un símbolo de la ley y el orden. No es que tuviera nada que esconder, ni que tuviera nada contra la policia, pero si sentía una pequeña molestia. Esto venía de cuando le habían parado y registrado en la calle después de ser acusado de esconder drogas en su propia persona, mientras visitaba Portobello Road un sábado por la mañana. Como uno se puede imaginar, una persona del carácter y rango social de mr. Bird, se sintió extremadamente ofendido por tal incidente. Quizás hubiera encontrado consuelo de haber sabido que no habían ido a por él en particular. La policia registraba a todo el mundo allí, por lo visto era uno de los beneficios del trabajo. Nuestros dos refugiados se hicieron camino entre la muchedumbre hacia donde estaba el pollicia. Ahí se quedaron firmes como dos colegiales de pie al lado del profesor, mientras había pelea entre los estudiantes, como quien quiere demostrar que no tiene nada que ver con ello. El policia los miró con sospecha, justamente como dice que se debe hacer en el manual de entrenamiento.

-¿Qué quereís vosotros?- preguntó con voz de policía.
- Esperábamos que al lado de usted, ¡um!... que nosotros...¡um!, podíamos evitar todo este lio de ahí ¡um!... ¡por favor señor!...- dijo en voz baja Bee.

Mr. Bird y el policía le miraron con desprecio, y para gran sorpresa el policia se volvió hacia nuestros dos héroes.

-¡Supongo que os llamaís aficionados del Beloraim!- les gritó- ¡Si fueseis aficionados de verdad, estariaís ahí fuera ayudando a nuestros chicos a dar a esos alemanes una buena lección!- y se fue gritando a las hordas- ¡Vamos chicos dadles donde duele!

Un pobre alemán extraviado vió un santuario en la forma de un bobby británico que se abría camino hacia él. Desafortunadamente el policia le echó un vistazo, cogió la porra y empezó a darle golpes en la cabeza.

-Esto no es la forma en que debe actuar un defensor de la verdad y de la justicia, comportándose de esta manera. Pienso denunciarte a tus superiores- dijo indignado Bird.

El poli-persona miró a nuestras dos almas valientes y por primera vez se dieron cuenta que estaba llorando.

-¡No me importa lo que hagais!- dijo llora que te llora- Nada importa ya, hemos perdido, era lo único que importaba- Y comenzó a llorar más profusamente que antes, con una gran pasión.

Bird y Bee sintieron pena por el policia, al fin y al cabo los rumores dicen que son humanos también. Justamente cuando Bird estaba a punto de tragarse su orgullo y a la vez arruinar su credibilidad pasando su brazo por el hombro del poli, el hombre de la ley alzó la vista

-¡Oye! ¿No te conozco a tí de algún sitio?- Bird negó con la cabeza- ¡Si te conozco!¡Ahora recuerdo! Una vez te arrestamos por posesión de drogas- dijo el sheriff de Beloraim, incrementando su sonrisa y ocultando sus lloros.

-¡Oh no!, me temo que se ha equivocado- dijo agarrándo a Bee tremendamente sorprendido y marcharon calle abajo. Tras caminar bastante llegaron a la estación y para su sorpresa habían perdido el último tren.
-Como ya había prevenido una eventualidad como ésta, tuve la gran idea de llamar a tía Leonora y podemos quedarnos en su casa- dijo Bee sintiéndose muy listo.

Bird se sentía demasiado aliviado como para que le molestase el engreído comentario de Bee. Se lo agradeció con una palmadita en la espalda y se pusieron en marcha hacia la casa de tía Leonora.
La tía Leonora vivía tan solo a una media hora de la estación por lo que decidieron ir andando. Hacía una noche sorprendentemente calurosa para la época del año y enseguida dejaron a un lado sus problemas del partido de fútbol.

-Temo por el futuro de nuestro juego- comentó mr. Bird mientras caminaban por las desiertas calles de Londres- Ya no hay espectáculo en el juego, es bastante vulgar.

Mr. Bee intentó estar de acuerdo, aunque en realidad estaba un poquito más que aburrido con los continuos pronunciamientos referentes al juego de mr. Bird.

-Recuerdo los viejos días- siguió diciendo-, cuando el Real Madrid era rey de Europa, con Di Stefano, Gento y Puskas dominando los campos del mundo. !Oh si los tuviéramos de vuelta¡

-!Oh, hemos llegado¡- Interrumpió aliviado Bee, golpeó la puerta y la tía Leonora abrió.

-!Pero si es mi pequeño sobrino Richard¡- dijo Leonora abrazándole- Os estaba esperando. Hola mr. Bird, ya me he enterado de todo el follón que ha sucedido en el partido.

-!Oh¡ ¿Ha salido en las noticias?- preguntó Bee.

-No que yo sepa querido. No, el nuevo novio de tu prima me lo ha contado. ¿Recuerdas a tu prima Florencia, Richard?

Claro que Bird se acordaba de la chica que una vez le puso miel en el pelo.

-¡Ah, ya! ¿Estuvo en el partido?

-Bueno, de alguna manera si, estaba de guardia. Es policia.

Desde el salón oyeron el lloriqueo inconfundible de cierto policia, que mejor hubieran querido olvidar.

-Es que está un poquito triste, él...-Leonora miró a su alrededor, su sobrino y su educado amigo habían desaparecido. - ¡En fin! se lo habrán pensado mejor- y volvió dentro a consolar a su futuro yerno, P.C. Walker más conocido como Wally para sus amigos.

Mr. Bird y Bee estaban demasiado alterados por el encontronazo con la ley, así que decidieron que un hotel sería mejor que quedarse donde la tía Leonora. ¡Al cuerno con el gasto! No todos los días se podía decir que habían sido testigos de un partido de fútbol, que se podía describir como clásico.









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